Bajo Presión
Salud física, emocional y espiritual
Juan 5.1-9 NTV
Después
Jesús regresó a Jerusalén para la celebración de uno de los días sagrados de
los judíos. Dentro de la ciudad, cerca de la puerta de las Ovejas, se
encontraba el estanque de Betesda, que tenía cinco
pórticos cubiertos. Una multitud de enfermos—ciegos, cojos, paralíticos—estaban
tendidos en los pórticos. Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho
años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio y supo que
hacía tanto que padecía la enfermedad, le preguntó:
—¿Te
gustaría recuperar la salud?
—Es
que no puedo, señor—contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta
en el estanque cuando se agita el agua.
Siempre
alguien llega antes que yo… (cont.)
Marcos 14.32-34 NVI
Fueron
a un lugar llamado Getsemaní y Jesús dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí
mientras yo oro». Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir
temor y angustia. «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —dijo—.
Quédense aquí y manténganse despiertos».
Dolencias físicas, emocionales y
espiritual
Enfermedad
física: Afecta el cuerpo y su funcionamiento, incluyendo dolencias como
infecciones, lesiones, trastornos crónicos (diabetes, hipertensión) y otras
condiciones que impiden el bienestar físico.
Enfermedad
emocional: Se relaciona con el estado mental y emocional, incluyendo problemas
como la ansiedad, la depresión, el estrés crónico y traumas emocionales que
afectan la estabilidad y la calidad de vida.
Enfermedad
espiritual: Se manifiesta en una desconexión con Dios, pérdida de propósito,
vacío interior o una sensación de estar lejos de la paz y la esperanza que da
la fe. Puede verse reflejada en apatía, desesperanza o una vida sin dirección
clara.
Tips para aliviar la presión
Evitar
lo que es evitable
Acudir
al profesional del área a tiempo
Generar
las cualidades asociadas con la satisfacción de la vida
Desarrollar
resiliencia
Marcos 14.41-42 NVI
¡Se
acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en
manos de pecadores. ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»
(cont.)…Jesús le
dijo:
—¡Ponte
de pie, toma tu camilla y anda!
¡Al
instante, el hombre quedó sano! Enrolló la camilla, ¡y comenzó a caminar!
Salmo
103.3-5 DHH
Él
es quien perdona todas mis maldades,
quien
sana todas mis enfermedades,
quien
libra mi vida del sepulcro,
quien
me colma de amor y ternura,
quien
me satisface con todo lo mejor