Palabras con cicatrices

Mensajes nacidos del dolor y la esperanza

 

Jeremías, el agotado que no podía callar

“Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!” Jeremías 20.9 NTV

 

Jeremías, un profeta que estaba al límite en una situación límite

Dios me dijo: «Yo te elegí antes de que nacieras; te aparté para que hablaras en mi nombre a todas las naciones del mundo». Le contesté: —Dios todopoderoso, yo no sé hablar en público, y todavía soy muy joven. Pero Dios me tocó los labios y me dijo: —No digas que eres muy joven. A partir de este momento tú hablarás por mí. Irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga. No tengas miedo, que yo estaré a tu lado para cuidarte. Desde hoy tendrás poder sobre reinos y naciones, para destruir o derribar, pero también para levantar y reconstruir. Jeremías 1.4-10 TLA

 

»¡Miren lo que pasa en el país! ¡Esto es algo muy terrible! Los profetas sólo dicen mentiras, los sacerdotes enseñan lo que quieren, y mi pueblo parece estar feliz. Pero cuando llegue el desastre, nadie acudirá en su ayuda». Jeremías 5.30-31 TLA

 

‘Solo’ contra el mundo

Dios me dijo: «Jeremías, tus enemigos están tramando hacerte daño». Pero yo parecía un manso cordero que es llevado al matadero, pues ni idea tenía de sus planes. Mis enemigos decían: «Vamos a matarlo. Vamos a derribarlo como a un árbol, y a destruir todos sus frutos, ¡para que nadie vuelva a recordarlo!» Jeremías 11.18-19 TLA

 

¿Por qué tengo, entonces, que sufrir este dolor constante? ¿Por qué no sanan mis heridas? Realmente, me decepcionas; eres, para mí, como un arroyo seco; ¡como una fuente sin agua!» Jeremías 15.15-18 TLA

 

Palabras duras en momentos duros

Pero mi pueblo me ha dejado a mí, que soy su gloria, por ídolos que no sirven para nada. ¡Espántate, cielo, ante esto! ¡Ponte a temblar de horror! Yo, el Señor, lo afirmo. »Mi pueblo ha cometido un doble pecado: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se hicieron sus propias cisternas, pozos rotos que no conservan el agua. Jeremías 2.10-13 DHH

 

Con pañitos de agua tibia pretenden curar las heridas del pueblo. Insisten en que todo está bien, cuando en realidad todo está mal. Jeremías 8.11 TLA

 

Palabras suaves que despiertan la esperanza

»El SEÑOR dice: “Llegará el día en que haré un nuevo pacto con Israel y con Judá… »Este es el pacto que haré con el pueblo de Israel después de esos días, dice el SEÑOR: Pondré mi ley dentro de ellos y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que enseñar a sus amigos y familiares a conocer al SEÑOR, pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande. Perdonaré sus faltas y me olvidaré de sus pecados. Es la decisión del SEÑOR». Jeremías 31.31-34 PDT

 

Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, vendrán a suplicarme y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. Me dejaré encontrar —afirma el Señor… Jeremías 29.11-14 NVI